Demencia en las redes sociales
Las redes sociales son catalítico de la interacción comunitaria. Nos acercan a nuestros seres queridos, nuestros amigos, nuestros lectores, nuestros clientes, nuestros conocidos. Las redes sociales son adhesivo de nuestras relaciones interpersonales y, de cierta forma, apuntalan nuestras fortalezas; pero también, son reflejo de nuestras flaquezas. Esto es porque nuestras economías las mueven la publicidad y la mercadotecnia. Y las redes sociales son medios para estas iniciativas. Es por ello que los algoritmos que animan a estos medios informáticos buscan alargar el tiempo de permanencia del usuario. Consiguen así desplegar un mayor número de anuncios. ¿Cómo logran mantener nuestra atención por más tiempo? Determinando el tipo de publicaciones que nos llaman la atención. Buscan saber si nos agradan los autos, si nos divierten los chistes, si nos atrae la arquitectura o los castillos medievales. Si deseamos entablar nuevas amistades, si buscamos lograr muchos "likes" o pretendemos muchos seguidores. Tales publicaciones y proposiciones serán las que llenen el contenido que se muestre a cada consumidor. Logran esto mediante las estadísticas. Contabilizan en que meme hacemos clic con mayor frecuencia, en que imagen permanecemos más tiempo, cuánto dedicamos a la lectura de una determinada página. Sus resultados son muy precisos y no son en absoluto éticos o inspiradores. No les importa a esos mecanismos informáticos si el visitante se inclina por pornografía, rumores, noticias falsas o amarillistas, si gusta de las teorías conspiratorias o de las notas denigrantes o difamadoras, los algoritmos entregan el contenido que determinan alargará el tiempo de estadía de cada uno de nosotros.
Leer más sobre lo mismo nos hace creer que lo mismo es real; nos enardece. En últimas fechas el número de simpatizantes a las ideas que niegan a la ciencia por cada mil habitantes ha crecido. Se ha incrementado el número de escépticos irracionales. Es cada vez mayor el número de personas dispuestas a creer en rumores, información falsa y mentiras. Al grado de que hemos sido testigos de cuan sencillo es promover la desobediencia cívica, cuan fácil es enardecer a un grupo de seguidores para incitarlos a la violencia, y qué poco complicado resulta inclinar en un sentido o en otro unas elecciones democráticas. Esto es lo que llamo la demencia de las redes sociales. Nos acercan a los "influencers", pero nos convierten en seguidores irreflexivos de estos personajes. Las redes sociales se han convertido en una eficaz herramienta de persuasión en las manos de personas inescrupulosas. Crean masas y las seducen para manipular las elecciones democráticas de una nación o para mostrar su descontento y desestabilizar la paz colectiva y la armonía de una ciudad. En pocas palabras, las redes sociales son magnificadores de nuestros defectos; conllevan en sí mismas la demencia de cada uno y todos sus miembros. Pues es demencia protestar violentamente contra la violencia y es demencia exigir mejor educación siendo irreverentes.
El senado de los Estados Unidos ha ordenado que las empresas de tecnología involucradas en el control de las redes sociales pongan más atención en el contenido que se ofrece a cada participante. Yo opino que sería más eficaz que los participantes aplicásemos a toda noticia el triple filtro de Sócrates y la regla de la mitad. Opino que debemos ser más conscientes y actuar menos por impulso como simples sacos de átomos.