La regla de la mitad
En la escuela aprendí que algunas leyes físicas pueden simplificarse en reglas mnemotécnicas muy sencillas. Lo que permite retenerlas en la memoria con mayor facilidad. Así existe la regla del pulgar derecho que permite determinar la dirección del campo magnético que una corriente eléctrica genera. También existe la regla de la mano derecha para establecer la dirección y sentido del vector resultante de un producto vectorial. Existe también la regla de la mano izquierda o regla de Fleming que sirve para determinar la dirección de la fuerza que experimenta un conductor eléctrico cuando se sumerge en un campo magnético.
De mi padre aprendí los principios del escepticismo científico que deben aplicarse, él sostenía, también cuando se escuchan noticias. Léase el cuento de El caballo blanco de Napoleón. Estos principios me llevaron a emitir "la regla de la mitad". Esta regla establece que ha de creerse solo la mitad de la información que se reciba. He aquí su aplicación y explicación.
Aparece en internet una doctora en microbiología asegurando que los personajes que dirigen la sanidad pública están agravando las estadísticas en beneficio propio, pues ellos son además de los creadores de los protocolos sanitarios, los propietarios de las patentes de los medicamentos que están utilizándose; claramente conflicto de intereses. Debe creerse la mitad de lo que la doctora ha asegurado.
El editor de una revista científica rebate, también en internet, a la doctora asegurando que no existe evidencia alguna donde la doctora en microbiología pueda fundamentar sus alegatos. Debe creerse la mitad de lo que el editor científico asegura.
Circula video en internet de un político europeo en apasionado discurso donde acusa que las autoridades de su país manipulan las estadísticas para aterrorizar a la población con noticias falsas buscando imponer una dictadura por consenso. Si aplicamos la regla, habrá que creer la mitad de lo que el diputado ha dicho.
Pero, ¿cuál mitad? Me pregunto y se preguntará cualquier persona que aplique la regla. ¿Cuál de las mitades del discurso de la microbióloga? La primera o la segunda, la del argumento primero o la del argumento segundo de cada proposición. La parte que plantea o la parte que acusa. La introducción o la conclusión. En ello radica la simplicidad de la regla. Y es que me veo obligado y se verá, igualmente obligado quien se apegue a la regla, a pensar sobre la información que ha recibido; a analizar con detenimiento su contenido; a mejor informarse sobre el tema. No es la veracidad del mensaje responsabilidad exclusiva de quien lo emite. Es responsabilidad, también, de quien lo recibe. Si alguien me miente es su falta; pero si yo me creo la mentira, es la mía.