Códigos
Nació alrededor de 1840 para lograr que los circuitos telegráficos pudieran convertirse en un medio de comunicación. La clave morse, es sucesora, quizás, de los sonidos de tambor y las señales de humo. Consiste en un tren de pulsos eléctricos creado manualmente mediante un interruptor en un circuito de gran longitud. Los pulsos en grupos de uno a seis representan caracteres. El código incluye: letras, números y algunos signos de puntuación. Un pulso es una conexión del circuito que se diferencia del siguiente por una breve desconexión del circuito. Una conexión corta del interruptor es llamada punto. Una conexión larga representa una raya. Se utiliza una desconexión menos corta para significar un nuevo símbolo y una aún más larga para delimitar palabras. Así entonces la A es un punto seguido de una raya y la B es una raya seguida de tres puntos. El número 1 es un punto seguido de cuatro rayas y el 2 son dos puntos seguidos de tres rayas. La clave morse entonces puede ser considerada un código binario como lo son el ASCII y el EBCDIC; aunque a diferencia de estos últimos, los caracteres del código morse son de longitud variable mientras los códigos modernos de las computadoras son códigos de longitud fija. Mi padre, ingeniero militar de transmisiones, nos inició en la comunicación mediante la clave morse; aunque yo nunca logré dominarla. Ahora sólo recuerdo que tres puntos, tres rayas, tres puntos, significan SOS que es la solicitud internacional por ayuda; y tres puntos, dos puntos es la afirmación en español SI. Seis letras E consecutivas indican que se ha cometido un error y sigue la corrección de todo el mensaje. Los telegramas se redactan de forma que el mensaje sea, a la vez, breve pero claro; con ello se pretende que la idea se transmita completa e inteligible con el menor número de puntos y rayas.
El código genético en las cadenas de ADN en los núcleos de las células es un código cuaternario. Son cuatro, los diferentes nucleótidos que conforman las escaleras helicoidales de los genes. Ellos guían la generación de proteínas útiles para la célula, el procesamiento de nutrientes, la mitosis y muchos otros procesos fundamentales para la vida. El preciso acomodo de los nucleótidos dentro de la escalera helicoidal no puede ser simplemente caso fortuito. Considero que debe ser obra de muchos trillones de ejercicios fallidos a lo largo de muchos miles de millones de años, en muchos trillones de individuos de muchos miles de millones de planetas aptos para la vida. Sólo así puedo explicármelo. Y si es así como ocurre, entonces debe existir necesariamente un mecanismo para que el progreso de un individuo se transmita no sólo a su descendencia, no sólo a su comunidad, sino también a la vida en otros rincones del universo e incluso a la vida en todo el cosmos (entendiendo como cosmos una gran colección de universos).
Explico las casualidades que se presentan en mi vida y en el universo como la interacción entre consciencia y realidad. Un ejemplo: mientras escribía los anteriores párrafos me percaté que era el día mundial del código morse. Tal vez las casualidades son resultado del interactuar de partículas supracuánticas que no forman materia pero existen a nuestro derredor. Podríamos imaginarlas formadas por cuatro quarks. Yo las llamo cuadriones. Entonces como los quarks de los bariones, los quarks de un cuadrión se localizarían equidistantes formando un tetraedro. Así, la polarización del tetraedro, podría transmitir como los puntos y rayas del código morse, mensajes del progreso de un individuo. Estos mensajes alcanzarían seres más allá de su progenie y su comunidad. Y entonces, el código cuaternario del ADN obedecería a las cuatro posibles polarizaciones de un cuadrión. Para escapar de un planeta, para conseguir comunicar un mensaje evolutivo a individuos en otros rincones del universo, tendríamos que hacer participar a partículas capaces de moverse entre universos, a objetos de cuatro dimensiones, a mis pentiones. Una secuencia de pentiones podría acarrear un mensaje de progreso evolutivo entre planetas y entre universos. No necesitaríamos preocuparnos por el quinto quark de un pentión, pues estas partículas supracuánticas sólo pueden materializar cuatro quarks en un espacio de tres dimensiones.