Aprovechar el tiempo
Próximo a sus nupcias, Edmundo Dantés sufre injusto encarcelamiento. Acusado de ser agente bonapartista es enviado al castillo de If en el archipiélago de Frioul. Desesperado Edmundo intenta quitarse la vida. En varias ocasiones sus maquinaciones suicidas fracasan. Tenido por loco peligroso, es confinado en celda de aislamiento. Mientras vuelve a sus pretensiones suicidas, esta vez dejando de comer, escucha los sonidos que produce el prisionero de al lado. Su vecino busca escapar cavando un túnel. El fallido pasaje no logra la libertad del abate de Faria, pero consigue reunir a los prisioneros. El viejo Faria, hombre de conocimientos, se convierte entonces en preceptor de Edmundo enseñándole historia, matemáticas, idiomas, filosofía y ciencias. ¡Buena forma de aprovechar el tiempo! Enfermo el abate, urde, junto con Edmundo, un plan para lograr la libertad del joven. El plan funciona y Edmundo Dantés logra nadar hasta una playa cercana a Marsella. Emerge del mar Mediterráneo convertido en el conde de Montecristo.
Así comienza una de las novelas de aventuras más bellas de la literatura mundial. Leer El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas sería, quizás, una buena ocupación para estos tiempos de pandemia. Leer tal libro sería una buena forma de aprovechar el tiempo y, a la vez, una analogía pertinente entre nuestra condición actual y la situación inicial del personaje. Si leer nos es atractivo, pero carecemos del hábito necesario para no quedarnos dormidos, leamos cuentos como éste que ahora entretiene nuestra vista. Poco a poco podremos leer durante más tiempo. Poco a poco nuestro intelecto nos exigirá más párrafos. Leer es adictivo. Para encontrar más historias como ésta, sólo haz clic en la palabra "Cuentos" en la esquina superior derecha de esta misma página. Para leer El Conde de Montecristo sólo visita Amazon.com o cualquier otra tienda de libros en línea y descárgalo.